A lo largo de mi vida laboral he tenido la suerte de participar e incluso dirigir varios proyectos de diseño y desarrollo.

Los proyectos de diseño y desarrollo son probablemente, después de los proyectos de investigación pura, los que tienen un grado de incertidumbre mayor. Primero hay que encontrar una solución que funcione (si es que existe) y que responda a todos o a casi todos los requisitos, que cumpla con los objetivos de coste y plazo, que se pueda fabricar y mantener….

En los proyectos de diseño y desarrollo intervienen múltiples factores y hay una gran cantidad de interacciones entre diversos actores que cambian con el tiempo y que no se repiten. Son mucho más impredecibles que otros proyectos, mucho más que los de fabricación o construcción por ejemplo. Esta imprevisibilidad les confiere, desde la perspectiva de la dirección de proyectos y la planificación, un mayor riesgo de fracaso.

Si a estos proyectos, intrínsecamente más difíciles, les añadimos otra serie de dificultades extrínsecas, propias de las culturas de cada organización, estaremos reduciendo aún más las probabilidades de éxito.

Dentro del diseño y desarrollo he vivido y protagonizado situaciones que, observadas con perspectiva, parecen muy alejadas de comportamientos profesionales. Situaciones que, observadas desde lejos y en frío, van en contra del sentido común. Aunque parezca mentira estas situaciones se repiten a diario en las empresas y, salvo algún detalle específico, las encontramos en todo tipo de proyectos.

En este blog contaré la memoria de mis experiencias y las de aquellos compañeros que me han hecho llegar las suyas. Trataré, para cada caso, de contar lo que he aprendido con la esperanza de que pueda serles útil.